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Dumbo no logra despegar. En el remake de Tim Burton

Carlos Montenegro y Matilde Molina

 

Dumbo, el remake de la película animada de 1941, es el más reciente estreno de Disney y se encuentra en carteleras bolivianas desde la semana pasada. En su reparto figuran estrellas de Hollywood de renombre, como Eva Green o Colin Farrel, pero lo que resulta más sorprendente y atractivo es que el proyecto logra reunir al aclamado director Tim Burton con dos de sus más emblemáticos colaboradores: Dany de Vito y Michael Keaton, con quienes no trabajaba desde que hizo Batman Returns.

Para todos los fans de Burton, Dumbo era la oportunidad del director americano para aportar su toque distintivo de rareza a una historia que parecía hecha para él. Sin embargo, la película no satisface esta expectativa, pues en ella tiene más importancia al espectáculo que la construcción de la historia, un error que puede atribuirse al guionista Ehren Kruger.

La película abre con una suerte de prólogo “a la antigua” en el que seguimos a un tren un poco destartalado, propiedad de un circo. En él vemos pintados los actos de los diferentes artistas: hombres fuertes, sirenas, etc. El común denominador de estas escenas es el detalle y la belleza con los que han sido hechas. Esto es lo más remarcable de todo el filme: el diseño de producción. Los paisajes y la escenografía son precisos y cuidados, y el estilo le va perfectamente al personaje más romántico y vintage de Disney. Por otra parte, los efectos especiales deslumbran por su potencia y calibre, pero nunca pierden el buen gusto. Todo está hecho para que el espectador nostálgico pueda recordar al Dumbo de su infancia con añoranza, pero también quedarse con la boca abierta ante uno de los personajes mejor desarrollados en CGI de este tiempo.

Este primer acto logra el mismo calibre narrativo y emocional de su predecesora animada, pero pronto la historia descarrila. La trama se concentra sobre todo en la vida de una familia cirquera. Un veterano manco (Farrel), es el encargado, junto a sus dos hijos, de cuidar y entrenar a un bebé elefante con orejas gigantescas. Pronto el elefante empieza a volar, lo que causa que más de un personaje excéntrico busque hacerse rico a su costa.

He aquí uno de los grandes problemas de la película: la sobreexposición de personajes humanos y el poco espacio que le da al personaje epónimo. En efecto, a ratos parecería ser una película sobre un manojo de personajes sin profundidad (inseguros y necios en un momento; ejemplos máximos de perfección en el siguiente), en lugar de una historia sobre Dumbo. Prueba de esto es que el ayudante y confidente del elefante en el primer filme, un ratón estruendoso y encantador, se ve remplazado por dos niños, estereotipados a más no poder, que tratan al elefante como una suerte de mascota mágica. Y puesto que el real protagonista de la historia es ocultado, todo lo que ocurre se convierte en una suerte de parche para disimular esa ausencia.

No ayuda el que a la mitad de la película haya un cambio de 180 grados que deja una impresión de desorden y de confusión. Esto tal vez se explica porque el guionista tuvo que acomodar una historia de 60 minutos (la versión original) en una superproducción de 112 minutos. Extrañamente, aun con todos los aumentos que se le han hecho, la historia termina siendo bastante sosa, ya que no toma ningún riesgo.

Esto mismo puede decirse, no sin sentir decepción y tristeza, del desempeño artístico de Tim Burton en esta película. Además de una escena donde el cineasta revive un poco la magia del Disney de antaño usando a los famosos elefantes rosados, toda su visión se siente, aunque muy pulida, vacía. Al final, esto es lo que queda: la vacuidad (y ni siquiera dos fanes del director, como nosotros, podemos negarlo). Burton parece renegar de su lado más sombrío e inquietante para acomodarse mejor al formato “ingenuo” de Disney.

Esta película se debe catalogar junto con los filmes más recientes y peor recibidos del excéntrico director. La madurez fílmica parece no haberle sentado bien al cineasta que supo darnos títulos únicos como Beetlejuice y Eduardo Manos de Tijera. Tristemente, parece que el Tim Burton moderno es incapaz de replicar el talento del Tim Burton de antes.

Nuestra recomendación: Esperen a ver Dumbo en un DVD o, mejor aún, a que la pasen por el cable. Si es que desean comprar una entrada para una película apta para toda la familia, su mejor apuesta es Capitana Marvel (que está buenísima).

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