Microreseñas: «Las Malcogidas»

«Las Malcogidas» es un excelente reflejo del arte boliviano actual, en el que irrumpe una generación con más talento artístico, pero también con menos compromiso nacionalista, menos formación política y menos teoría social en la cabeza que las anteriores.
Por eso la problemática que la película se plantea es artificial y está sacada de otras películas (convengamos que una abuela sin ninguna actitud maternal o un travesti que quiere convertirse en mujer y sin embargo mantiene una linda barba son tipos puramente cinematográficos, en el sentido de artificiosos). O, en otros casos, el filme reproduce los clichés del amor «romántico» o, mejor dicho, simbiótico (mujer que cifra su salvación en una relación con el chico imposible, amores «correctos» e «incorrectos», sexo evaluado por la duración de la penetración, etc.)

Por eso también es una película bien hecha, bien filmada y editada, mejor actuada que muchas otras, con todos los elementos técnicos en su lugar, etc.
Una película con personajes, un poco artificiales, como he dicho, pero personajes al fin. Y la mitad de un buen filme, como siempre pregono, es que tenga personajes con entidad.
Todo esto indica que detrás de «Las Malcogidas» hay talento actoral y cinematográfico; que hay más estudio; que hay más recursos (en el sentido de mejores habilidades y mejores máquinas y mejores tramoyas).

En lo que «Las Malcogidas» sigue fallando, sin embargo, es en la lógica narrativa, cuya falta es la marca o, mejor, la cicatriz de nuestro cine. La nueva generación tampoco ha resuelto este problema hasta ahora (excepto, hay que decirlo, en «Engaño a primera vista»).
Lógica narrativa es la habilidad de crear situaciones y concatenarlas de una manera que sea causal, consecuente, congruente, compacta, heterónoma (dependiente de un propósito «superior» a las situaciones mismas).

En este caso, en cambio, las situaciones tienden a la autonomía y a la reiteración, no se preparan unas a otras y no forman un conjunto sintético. Por ejemplo, llueve demasiadas veces; hay demasiada farras (porque lo importante son los chistes que se cuentan en ellas); no se prepara el climax (tres eventos desastrosos simultáneos), este solo ocurre; al final el guapo se desespera por la protagonista de una manera absolutamente inopinada, etc.
Pese a ello uno obtiene más por lo que pagó con «Las Malcogidas» que con películas gringas de gran presupuesto como, digamos, «Belleza inesperada» o «El círculo».

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