“El Chacal” tiene ese toque británico para el misterio
Se sabe que los británicos son buenos para el rock y para las novelas de espionaje y misterio. De las pléyades de autores legendarios del género, sobrevive Frederick Forsyth, autor de novelas referenciales como “El archivo de Odessa” y, por supuesto, “El día del Chacal”, considerada una de las mejores 100 novelas de misterio de la historia.
Inspirada en esta novela de los años 70, Disney+ acaba de estrenar una mini serie (10 capítulos) que moviliza una buena tajada del talento escritural e histriónico británico. La mini serie fue creada por el novelista norirlandés Ronan Bennett, que tiene una biografía muy singular, como veremos. Y los actores principales son Eddie Redmayne (“La chica danesa”, 2015; “Animales fantásticos y dónde encontrarlos”, 2016) y Lashana Lynch.
La novela “El día del Chacal” creó, para las industrias culturales contemporáneas, la figura del asesino por encargo que vive en las sombras y actúa con una precisión y un ingenio extraordinarios. Con el nombre clave de “Chacal”, este asesino ha sido contratado por una organización de extrema derecha para asesinar al presidente francés Charles de Gaulle. Este aspecto de la trama se apoya en hechos reales. Chacal se prepara para consumar el magnicidio, pero ha habido una filtración y se activa una investigación a cargo de un policía tan perseverante y astuto como el asesino, que siempre está un paso detrás de este (y el lector quiere que se escape).
El impacto de esta historia se basó sobre todo en la figura del Chacal; en su carácter enigmático y su separación radical del comportamiento humano normal, que lo hacían temible, y al mismo tiempo en su increíble habilidad, éxito y riqueza, que lo hacían admirable. De esta mezcla de percepciones emerge el estereotipo creado por Forsyth, que después se ha repetido muchas veces (la última que recuerdo: la mediocre “Asesino” de David Fincher, 2023).
Pronto apareció una muy buena adaptación cinematográfica de la novela “El día del Chacal” por el estadounidense Fred Zinnemann (1973) y, dos décadas más tarde (1997), una maluca de Michael Caton-Jones, con Bruce Willis y Richard Gere como protagónicos y una trama entre inverosímil y simplona.
Ahora es el turno de la televisión. La mente detrás de esto, Ronan Bennett, es un escritor de amplio trabajo y varios registros. Esto último se nota en su interpretación para el guión del personaje de Forsyth, que recupera sus características originales pero también le incorpora otras. El asesino ya no es un lobo solitario, sino que tiene una familia española. Poseer una familia implica siempre problemas domésticos y, en efecto, estos no se hacen esperar. Por otra parte, los clientes y víctimas del Chacal están sacados de la vida contemporánea y sus problemas. La tecnología cumple un papel que solo se anunciaba en las versiones de los 70.
También se nota en la obra la impronta personal de Bennett. Este, antes de convertirse en escritor, estuvo en prisión por su compromiso con el IRA, el grupo armado irlandés independentista. Incluso fue acusado de un asesinato, pero luego liberado porque se determinó que no había sido enjuiciado apropiadamente. Estos antecedentes se expresan en su mirada más bien cínica del sistema de seguridad del Reino Unido y en ciertas vinculaciones entre el asesino y su armero, un ex terrorista norirlandés, que no conviene detallar para evitar los spoilers.
La mini serie no pretende mucho más que emular el logro de las novelas de Forsyth, que son difíciles de dejar y que no lo hacen sentir a uno estúpido por no dejarlas. Un logro que, sin embargo, tampoco es despreciable. La actuación de Redmayne refuerza el efecto atrapante de la propuesta. Buen entrenamiento británico.