Palm Springs y Shiva Baby: ¿Indicios de un nuevo tipo de comedia?

Ambas películas son del 2020, y bien podríamos tomarlas como antecedentes de Anora (2024), la cinta que hace pocos días ganó las principales preseas en el Oscar. ¿Cuáles son las características de este tipo de comedia?; entre las más importantes se encuentran el buen manejo narrativo, el desparpajo en el tratamiento de los temas relacionados con la sexualidad y cierto carácter amoral que de tanto en tanto adquieren sus personajes (en esa misma línea se encuentra también Hazme el favor, de 2023, la comedia dirigida por Gene Stupnitsky y protagonizada por Jennyfer Lawrence).

La más conocida es Palm Springs, que probablemente hubiera sido un notable éxito de taquilla, si no se hubiera topado con la pandemia. La película, dirigida por Max Barbakow, toma sin rubores el modelo dejado por El día de la marmota (1993) y lo reescribe.  En este caso dos personajes, un chico y una chica, se encuentran en un bucle temporal y al igual que en el modelo original, utilizan la eternidad para cambiar su visión de la vida, y en definitiva convertirse en mejores personas. La diferencia se encuentra en la forma en que conciben las relaciones personales, lo que a la vez le sirve al director Barbakow, para realizar un retrato irónico de la clase media establecida. Se trata de un excelente ejemplo de la forma como herramientas narrativas usadas y conocidas, nos pueden servir para describir y comentar otros contextos.

Shiva Baby, por el contrario, es una producción modesta. Probablemente se filmó en muy poco tiempo y prácticamente se desarrolla en una sola locación; un salón de fiestas, donde de acuerdo a los rituales judíos de Nueva York, se está realizando un velorio. Allí asiste una típica adolescente de clase media alta, acompañada de sus padres, y se encuentra sorpresivamente no solo con su “Sugar Daddy” (amante mayor y casado que la recompensa con dinero), sino también con su ex novia, de la cual ha estado distanciada durante cierto tiempo. Los ochenta minutos que dura la película, nos muestran la forma como la protagonista va enfrentando sus diversas inseguridades y la manera sistemática en que sus misterios se develan en forma involuntaria a sus dos amantes, por lo que le toca atravesar una serie de humillaciones, pequeñas y grandes, en forma sostenida. En este caso, la directora Emma Seligman, retrata en forma magistral tanto las distintas facetas del personaje, como la identidad de una comunidad específica; en este caso los judíos neoyorquinos.

Ambas películas son divertidas y agudas, aunque Shiva Baby, es especialmente densa en su visión de las normas morales establecidas. Palm Springs tiene una moraleja atenuada, Shiva Baby no tiene ninguna, solo la descripción del personaje y su interrelación con el entorno. Ese es su rasgo más importante; la directora Seligman no juzga en ningún caso, lo único que hace es mostrar cómo la sexualidad y el tratamiento que la protagonista le da, se relacionan con sus vicisitudes generacionales y sociales. Su última secuencia en la que se concentran los personajes (y por tanto las relaciones entre ellos) en un espacio reducido, es un ejemplo del mejor tipo de cine.

De alguna manera podría decirse que la comedia siempre ha sido un género discriminado.  Solo así nos explicamos que Chaplin, el cineasta más importante de todos los tiempos, nunca en su dilatada carrera hubiera ganado un Oscar competitivo (recibió algunos honoríficos en distintos momentos). Billy Wilder, el genio de la comedia clásica norteamericana, sí logró recibir varios, aunque la mayor parte por trabajos que se inclinaban al drama: solo con El apartamento (1960), logró romper la maldición.

¿Cuál es la causa de este fenómeno? Una respuesta corta podría ser: “lo mediocre se viste de solemne”. Es decir, que generalmente los seres humanos, especialmente quienes se precian de tener cualidades intelectuales; “artistas”, críticos, trabajadores de la misma industria cinematográfica (los que justamente votan en los óscares), etc., se decantan por lo “serio”, lo que tiene “contenido” (léase moraleja en la mayor parte de los casos), lo “trascendental”, revolucionario o conservador, no importa.

A ese fenómeno, “estructural” en la idiosincrasia de ciertos grupos sociales, se le suma otro, correspondiente al periodo histórico que estamos viviendo. La confluencia entre lo “políticamente correcto” llevado al extremo (e impulsado por algunas tendencias en principio progresistas), con los movimientos ultraconservadores que se agitan en la escena política mundial, han restringido el humor a límites realmente estrechos. Una vez más queda claro, que la “pureza” ideológica del tipo que fuere, termina lindando con la censura y el autoritarismo.

En ese contexto encontrarse con dos títulos como los mencionados ha sido un placer. Palm Springs está en la plataforma de Disney, Shiva Baby en Filmin, y si usted es amante del buen cine y no está suscrito a una de ellas, ya sabe que fácilmente puede asistir a una tienda especializada en películas y pedir “que se las bajen”.

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