LOS ULTIMOS JEDI
Como era de esperarse Los Ultimos Jedi es el suceso de taquilla de fin de año a nivel mundial. ¿Qué se puede decir de ella, después de que han transcurrido los aproximadamente 150 minutos de proyección?. La primera sensación es que esta octava entrega de la serie, pierde algo de frescura respecto a la anterior muestra, a pesar de que ha logrado armar una historia entretenida. Lo que ocurre es que El Despertar de la Fuerza (2015) dirigida por J.J. Abrahms contaba con varias ventajas; en primer lugar, el tener que medirse con una vara muy baja, luego de la sonora decepción que significó la segunda trilogía de la saga, primera en el orden cronológico, compuesta por La Amenaza Fantasma (1999), El Ataque de los Clones (2002) y La Venganza de los Sith (2005), y luego su tono ligero y despreocupado, que le permitió compararse con ventaja al estilo ceñudo y de pretensiones Shakesperianas de las últimas producciones de George Lucas.
Lo que ocurre es que esta nueva entrega, pesar de contar con el trabajo de Rian Jonson director de la excelente Looper, Asesinos del Futuro (2012) y de algunos de los mejores capítulos de la mítica serie Breakin Bad tales como Ozymandias (2013), muestra varias fisuras narrativas, principalmente la continuación de algunos baches narrativos ya insinuados en la anterior entrega (el caso de los habilidades de la protagonista Rey, a pesar de no haber tenido un entrenamiento intensivo como Jedi) y la sobresaturación en las escenas de acción, que a momentos se vuelven cansinas.
LAS VARIANTES TOMADAS DE LA SAGA ORIGINAL
Aún más que en El Despertar de la Fuerza, en esta nueva entrega se nota la intención de estructurar la historia en base a variantes clave ya utilizadas en las cintas de la trilogía original. En unos casos este mecanismo funciona mejor que en otros. El momento culminante se da cuando Rey enfrenta a Snoke, y Kylo Ren debe decidir entre ambos. Es un momento calcado del encuentro entre El Emperador, Luke Skywalker y Darth Vader en El Retorno del Jedi (1983). Al igual que en esa ocasión, el tercero en discordia (entonces Darth, ahora Kylo), se decide por el héroe, pero la variante se encuentra en que en ese momento el padre de Luke se redimía de sus pecados, mientras que en este otro, el hijo de Han Solo mata a Snoke, no para unirse a los buenos, sino para ocupar el rol de villano principal. En todo caso funciona, ya que además de sorprender (por lo menos a quien suscribe estas líneas), redefine el rol de este personaje, que en la anterior cinta se había mostrado en exceso dubitativo.
Sin embargo esa (re) utilización de momentos o situaciones tomados de las anteriores películas no siempre es virtuoso. Por ejemplo la ciudad – casino por la que deambulan Finn y Rose buscando al experto en descifrar códigos, resulta una copia sin gracia del bar de extraterrestres que Obi Wan Kenobi visitaba en Una Nueva Esperanza (1977), cuando buscaba un piloto que los trasladara a él y a Luke a Alderaan. De igual manera la batalla final de la película (filmada en nuestro Salar de Uyuni), es una repetición de la batalla de Hoth de El Imperio Contraataca (1980). En todo caso se agradece el gesto de los guionistas de al incluir la frase “Esto es sal”, en boca de uno de los rebeldes, lo cual seguramente permitirá a nuestras autoridades utilizar la popularidad de la cinta en la promoción del sitio.
HUMOR, PERSONAJES BUENOS, PERSONAJES MALOS
Los mejores momentos de la película son aquellos, lamentablemente escasos, en que se atreve a burlarse de la solemnidad de los rituales de la serie; el mejor sin duda, aquel en que Rey se acerca a Luke para entregarle ceremoniosa la espada laser (momento esperado ansiosamente durante dos años por los fans) y este la tira para atrás sin darle ninguna importancia. Pero esos chispazos de humor lamentablemente contrastan con otros de una solemnidad exagerada; los largos discursos dedicados al heroísmo de la comandante Holdo por ejemplo.
La solidez de la historia se apoya en algunos personajes bien dibujados, el ya mencionado Kylo Ren o la debutante Rose Tico, pero al mismo tiempo sus fallas se evidencian en otros completamente estereotipados como el piloto de “gatillo fácil” Poe Dameron, demasiado visto en decenas de películas de acción. El propio Luke Skiwalker no deja de ser un personaje indeciso, que en realidad no cambio nada en los treinta años que lo separan del inicio de la saga.
El Ultimo Jedi, igual que todas las películas de la serie se apoya en la universalización de sus rasgos, traducida en una enorme demanda por parte del público. Pero en general todas las secuelas (y de alguna manera también las precuelas), han pagado demasiado alto el precio del miedo de los productores a apartarse de los elementos centrales de la historia original. Por eso es que a pesar de que estén dirigidas por directores de probada creatividad como Rian Johnson, no dejan de ser productos desiguales. Quizás las próximas entregas de este “universo”, no directamente relacionadas a la historia central, el caso de la dedicada a la historia de Han Solo que se estrenará el próximo año, logren liberarse de esta pesada mochila.