“Noticias del gran mundo”
Han pasado cinco años del final de la Guerra de Secesión. Un excapitán confederado, Jefferson K. Kidd (Tom Hanks), que lo ha perdido todo, debe ganarse la vida viajando de pueblo tejano en pueblo tejano, para leer las noticias de los periódicos a unas audiencias analfabetas y ansiosas de cualquier tipo de distracción. En eso se topa con una niña de origen alemán, cautivada por una tribu indígena desde muy pequeña, que no habla inglés y está sola en el mundo (la interpreta Helena Zengel). Como no hay nadie que quiera hacerse cargo de ella, decide llevarla 600 kilómetros al sur, donde viven unos tíos que quizá vayan a acogerla.
Tal es el planteamiento de “Noticias del gran mundo”. Western, entonces, y también, simultáneamente, road movie (película de carretera). Pero también una película de Tom Hunks, es decir, con uno de esos personajes que este carismático actor suele componer: tipos comunes, caídos pero sustancialmente decentes, valientes, sufridos y con un acendrado sentido del deber. Personajes tan típicamente estadounidenses como el western mismo, como la propia road movie.
No es la primera vez que Hanks colabora con el director Paul Greengrass, que también lo condujo en la trepidante y angustiosa “Capitán Phillips” (2013). Greengrass es famoso por haber filmado gran parte de la franquicia Bourne (ya se sabe, la del habilidoso asesino desmemoriado). En este último filme suyo, producido por Netflix, logra –con el guion que escribió él mismo junto a Luke Davies (“Un camino a casa”), basado en la novela homónima de Paulette Jiles– que el lento y trabado viaje de Kidd y la niña por la profunda Texas de 1870 resulte completamente absorbente, pese a que la creciente amistad de la pareja no vaya a sorprender a ningún espectador. De paso, presenta muy bellas postales de las estepas indómitas, las colinas, los indios moviéndose penosamente entre la niebla, como es de uso en el género. Los críticos musicales han criticado que la banda sonora sea, según ellos, “intrusiva”.
Por otro lado, quienes hayan visto “Un camino a casa” no se sorprenderán de que, además de western y road movie, “Noticias del gran mundo” sea también un melodrama. Es esta propiedad (que definiremos como tragedia blanda y por cuentagotas) la que le da, digamos, una masa, si esta expresión vale para algo. El aspecto melodramático también es responsable del impacto que tiene sobre el espectador un filme que no debería tenerlo por otra razón. Bueno, excepto porque –más allá de lo que haya dicho algún crítico rencoroso sobre su “actuación monocorde” y sobre que Zengel es la verdadera estrella del filme (el contenido desempeño de la niña ya ha merecido algunas nominaciones) – Tom Hanks siempre logra cautivar(me). Pocas cosas más persuasivas que las gesticulaciones de este actor mientras trata de salvar a su pequeña “carga” del acoso de un trío de violadores y asesinos.
Ahora bien, melodrama no es gran drama. La película elude cada uno de los temas “serios” que llega a rozar, como el brutal racismo de esa época en el sur de Estados Unidos, la aniquilación de los indígenas durante la conquista del “lejano oeste”, el choque entre miembros de dos culturas y el verdadero significado de la orfandad. Uno puede llorar, pero que no espere pensar. Por eso el crítico del New York Times A.O. Scott ha dicho que al final los realizadores de “Noticias del gran mundo” “no confiaron que la audiencia podría manejar las noticias reales del gran mundo”.