“Frankenstein”, la herida que no muere
Mary Shelley escribió “Frankenstein” en 1818, en medio de una Europa que oscilaba entre la exaltación del progreso científico y la melancolía del Romanticismo. La electricidad sirvió para todo tipo experimentos, incluso para “devolver la vida”… o por lo menos excitaba pensar que podría ser así. El siglo que comenzaba convertiría la ciencia en la…
