“Día cero” repunta por el buen hacer de Robert De Niro

Netflix acaba de estrenar “Día cero”, una miniserie de seis capítulos protagonizada por dos grandes actores, Robert De Niro, como el expresidente de Estados Unidos George Mullen, y Jesse Plemons, como su asistente Roger Carlson. De Niro, octogenario, no ha perdido ninguna de sus altas capacidades actorales. La serie valdría la pena solo para verlo a él, a cargo de una investigación de elevado rango sobre un ataque cibernético general (“día cero”), lidiando con ciertos síntomas que podrían indicar que va perdiendo la lucidez. O quizá otra cosa.

Carlson lo estima y quiere ayudarlo, pero está metido en muchos líos (entre ellos un amorío con la hija de Mullen —Lizzy Caplan—, también política y encargada de la supervisión parlamentaria de la Comisión del Día Cero que dirige su padre). Esos líos lo llevan a proporcionar información de dudosa procedencia a su jefe, que arma su investigación sobre tal material. Así, el deseo de Mullen, que la verdad prevalezca, se vuelve cada vez más difícil de cumplir. La pregunta que sobrevuela la narración, además, es si el expresidente está en sus cabales o está alucinando.

Pronto los sucesos se adentran en terreno pantanoso, pues la premisa de la que se parte es uno de rabiosa actualidad: el estatuto de las teorías de la conspiración que están de moda respecto a las supuestas actividades oscuras, ilegales y opresivas del gobierno de EEUU. ¿Son ciertas o charlatanería? ¿Algo en el medio?

Como ocurre a menudo con los thrillers políticos, esta miniserie tiende a derivar en lo inverosímil, pero, bueno, siempre se supone que debemos suspender nuestra incredulidad para pasar un buen rato frente a la pantalla.

Los creadores del “Día Cero” son Eric Newman, Noah Oppenheim y Michael Schmidt. Son productores de una gran cantidad de películas y programas de TV comerciales (y, si se me permite, mediocres). La excepción quizá sea Oppenheim, que produjo “Jackie”, la película dirigida por Pablo Larraín sobre la ex primera dama de EEUU Jackie Kennedy.

Me gustó mucho ver a De Niro y su arrugada mirada de preocupación en una miniserie. No es usual y diríamos que levanta el nivel de la oferta de este tipo de productos en Netflix.

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