Entre el romance y la plata: Los patriarcas de Antonio Mitre
[Tres Tristes Críticos]
por Rudy Terceros
Al ver la película boliviana Los andes no creen en Dios (2007) de Antonio Eguino (2007), basada libremente en tres novelas nacionales, entre ellas La Chaskañawi (1947) de Carlos Medinaceli, es muy probable que lo primero en llamarnos la atención sea ese tren que llega a Uyuni en la primera escena. No mucho después, escuchamos una canción melancólica: “Desde que me vi en tus ojos / voy de desvelo en desvelo / con la ilusión de que un día / quieras llevarme a tu cielo”, como susurrada por un empleado de la aduana, que piensa en Claudina, chola arquetipo y femme fatale andina que pierde a los hombres que van a su chichería, entre ellos el gringo Mr. Collins, no el único porque la población de Uyuni está llena de extranjeros en 1929. Pero ¿por qué sucede todo esto? ¿Por qué apenas a 50 años de la guerra del Pacífico hay una chilena regentando un prostíbulo en la Bolivia minera? ¿Cuáles son los entretelones de las exploraciones de Genaro, buscador de minerales que muere allá arriba en las montañas donde Dios no está? ¿Cómo comenzaron estas historias de vida justificadas por la minería, décadas antes de lo narrado en la película? ¿Qué es “la ley” de la plata? Antonio Mitre, en su clásica obra histórica Los patriarcas de la plata, parece tener todas las respuestas.
Los patriarcas de la plata. Estructura socioeconómica de la minería boliviana del siglo XIX es el primero de los libros del autor, al que siguieron luego varios otros dedicados a la minería, como El monedero de los Andes (1986), Bajo un cielo de estaño (1993) y El enigma de los hornos (1993). Es tal vez uno de los estudios más influyentes para la comprensión de la minería en Bolivia. (En su investigación más reciente, La pantalla indiscreta de 2019, Mitre se ha ocupado de la distribución y consumo de cine en Bolivia). Esta reciente edición de Los patriarcas de la plata es de hecho una reedición, aunque es que la primera vez que el libro de Mitre, que vio la luz en Perú en 1981, se publica en Bolivia (gracias a Plural editores). En su presentación, el historiador peruano Heraclio Bonilla resume así los propósitos de Mitre: “El autor se propone ‘mostrar la génesis, evolución y crisis de la oligarquía minera de la plata en el siglo XIX, explicando las bases económicas de su poder’. Este solo objetivo, alcanzado plenamente, ameritaría de manera suficiente la lectura del libro”.
El libro se abre con el capítulo titulado “La demanda internacional de la plata en el siglo XIX: precios y producción”, en el que se traza un panorama de la situación crítica de la explotación de la plata hacia 1820: “La paralización de un número considerable de operaciones mineras en México y Potosí –hasta entonces las áreas productoras más importantes del mundo– agudizó la crisis”. Continúa, en el capítulo 2, con la descripción de las políticas estatales respecto al mineral: “Poco a poco, la estructura política tiende a expresar con mayor nitidez los intereses de la minería. El proceso culmina en 1872, año en el que se decretó, finalmente, el comercio libre de las pastas y minerales de plata y abolición de la moneda feble”, que es la moneda de plata a la que se la ha rebajado su pureza, es decir su ley. Luego siguen una explicación sobre la demanda internacional de la plata en el siglo XIX (precios y producción), sobre el paso del monopolio estatal al monopolio privado, sobre las diferentes inversiones de capital de la minería con la penetración extranjera, sobre tecnología y costos de producción con un énfasis en la compañía Huanchaca (capítulo 4), sobre la evolución de la mano de obra. Todo concluye en un capítulo, el siete, dedicado a proponer una “Visión global de la minería de la plata en el siglo XIX”.
Las maneras en que Mitre entiende y escribe la historia (y que su libro refleja) bien pueden ser caracterizadas en sus propias palabras: “Escribir con elegancia y sencillez no le hace mal a nadie pero, como bien dice Veyne, una historia que pretende cautivar por la palabra, haciendo del texto historiográfico una pieza literaria, cojea sin convencer. Advertencia oportuna, sobre todo ahora que una cierta historiografía, obnubilada por modas posmodernas, recurre con facilidad a la solución estética –o a los descaminos verbales– para encubrir su falta de claridad conceptual. Al contrario, cuando el raciocinio lógico y la palabra precisa se dan la mano, el estilo insinuante no desentona sino que enriquece el texto y el disfrute de su lectura”. Pero no por esta manera de pensar, tan a pesar de los recursos literarios, se debe creer que Los patriarcas de la plata es un libro de difícil o ardua lectura. Muy al contrario, es un texto cautivador, que inspira y entusiasma incluso al lector no especializado.
“Desde que cantas mi nombre / cuando me nombra tu boca / voy lloviéndome en tu cuerpo / mientras persigo tu sombra”,selamenta el empleado de aduanas por Claudina, conduciéndonos indirectamente acaso a aquella Bolivia minera que entendemos mejor gracias a Mitre. La cuidadosa edición de 2021 de Los patriarcas de la plata, de Plural editores, nos devuelve un libro necesario para la comprensión de nuestra historia. Cada uno de sus capítulos ilumina una parte de esa historia, genera preguntas y las responde. Mitre tiene el don de contar bien los acontecimientos y su libro es un ejemplo no solo de lucidez sino de arte, aunque quizá el autor no lo piense así.