RUN

Se trata de una de las mejores series que se encuentran en exhibición actualmente. Se emite en los canales y plataformas de HBO. Es una propuesta en apariencia sencilla, lanzada sin muchos aspavientos, sin grandes nombres en el reparto y realizada con un presupuesto modesto. Sin embargo, destaca por una construcción narrativa de calidad excepcional y una trama coherente, en la que no encontramos ninguno de los clichés que generalmente se utilizan en los seriales de suspenso (asesinos seriales, sobre todo, crímenes espeluznantes, etc., etc.).
El primer mérito de la propuesta se encuentra en hacer un uso creativo de las construcciones de género clásicas: se trata de un argumento propio de una comedia romántica, pero contado mediante las formas de una historia de suspenso, con varios elementos que nos remiten al mejor cine de Hitchok, en especial a las historias de persecución, también teñidas de romance, tipo Atrapa un ladrón (1955) o El Hombre que sabía demasiado (1956). Por el escenario utilizado en gran parte de la trama, un tren, también podría recordarnos un título más temprano como La Dama desaparece (1938). Pero, ojo, no se trata de una copia, ni de un remake disimulado; Run sabe utilizar los elementos, pero los reelabora en un relato contemporáneo.
Ruby un ama de casa de vida monótona y frustrada y su exnovio Bill, un promotor de técnicas de autoayuda de éxito, hicieron un pacto quince años antes; si uno de ellos mandaba al otro la palabra Run (huye) y si el otro contestaba antes de las 24 horas, se encontrarían en una estación de tren y pasarían una semana juntos. Bill mandó la palabra varias veces antes, pero esta es la primera vez que Ruby responde.
La trama parte de este punto, y a partir de allí comenzamos a lidiar con conflictos en dos niveles: primero los ocasionados por los antecedentes personales de los protagonistas, y luego los de la relación misma, de dos personas que no se han visto en quince años y cargan con diversas inseguridades, miedos, prejuicios, etc.
De ahí que Run, capítulo tras capítulo. Sea una suerte de muñeca rusa en la que los problemas se van derivando unos de otros, sin forzar las tintas ni recurrir a trucos sacados de la manga. A la par que la pareja, en forma tortuosa, se va planteando y resolviendo los problemas inherentes a la relación, se van presentando los que provienen del exterior (la familia abandonada, el negocio en crisis, etc.). En ese sentido el descubrimiento de los distintos temas se asemeja a un mecanismo de relojería, finamente armado por los guionistas.

Una de las mayores virtudes de Run se encuentra en la construcción de los personajes, que se corresponde perfectamente con el casting realizado. Allí no existen mujeres ultra sofisticadas o galanes encarnando a gente normal, como muchas veces ocurre en este tipo de propuestas. La protagonista es una mujer regordeta, a la que se nota le han pasado factura los años, su pareja es un hombre desgarbado, en notoria crisis personal. De esta manera los miedos, complejos, etc., pero también la fuerza de ambas personalidades, resultan creíbles.
Un acierto en el planteamiento de la serie se encuentra en la duración de sus capítulos, 27 minutos de promedio. Hace tiempo que las seriales presentadas en las plataformas de streaming, pareciera que tuvieran la “obligación” de durar entre 45 minutos y una hora, lo que, salvando excepciones cada vez menos numerosas, nos genera la sensación de argumentos recargados, alargados artificialmente. En todo caso Run es una serial ágil y muy fácil de visualizar.
Lamentablemente la calidad no siempre condice con el éxito. Según algunos reportes de prensa, HBO decidió cancelar la segunda temporada de la serie, nos imaginamos que por falta de acogida por parte del gran público. Una pena, quizás con una promoción de mayor envergadura, los resultados hubieran sido distintos.

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