Adolescentes cazadoras de recompensas y Agencia lockwood
Se trata de dos seriales a las que en nuestro medio probablemente no se les preste demasiada atención, especialmente a la primera. Ni son propuestas tipo “blockbuster”, es decir, intensamente promocionadas como grandes éxitos para masas, y tampoco tienen el aura “trascendental- culturalista”, que generalmente entusiasma a los televidentes con algún pavoneo intelectual. Y, sin embargo, si es que usted es un autentico cinéfilo, o en este caso “telefilo”, encontrara en ellas más de un atractivo, y sobre todo disfrutara de dos narrativas bien llevadas.
Adolescentes Cazadoras de Recompensas, es atípica en el universo de propuestas a las que tenemos acceso. Su apariencia es la de una serial más del montón, de esas que mezclan temas juveniles (sexualidad precoz, conflictos familiares, etc.), con géneros establecidos, como el terror, el suspenso, etc. Esa es la “estética” a la que recurre, pero lo hace ironizando con los aspectos más conservadores de la sociedad norteamericana, con una liviandad absoluta.
Las mellizas Blair y Sterling, pertenecen a un ambiente ultraconservador, de esos que hacen aparecer a Trump como un socialista: están en una escuela religiosa extrema, sus padres son fanáticos del Club Nacional del Rifle (la entidad que promueve el uso de armas en Estados Unidos) y para colmo de males republicanos empedernidos. Allí ambas, sin abandonar las formas, y utilizando el lenguaje que les impone el medio, llevan a cabo en los hechos una práctica ultra – progresista (la discusión que se da en los minutos iniciales del primer capítulo, en la que Blair intenta convencer a su novio de que pierdan la virginidad, y en la que ambos utilizan argumentos bíblicos de ida y vuelta, es de antología).
Las mellizas además son expertas en el uso de armas (como cualquier derechista estadounidense que se respete), y por tanto, de manera casual resultan alternando el colegio con la caza de delincuentes por dinero, oficio en que su jefe es un expolicía negro. Es una serie en que los personajes, especialmente las dos protagonistas, están muy bien construidos; su propósito es ironizar y por tanto, tampoco se toma los temas que trata demasiado en serio.
Agencia Lockwood usa otro formato; inventa una suerte de realidad alterna. Se trata de un mundo en el que los fantasmas se han incorporado a la realidad cotidiana. Es un esfuerzo análogo al que en su momento hizo la saga de Harry Potter, aunque encarado con recursos escasos.
En el mundo de Lockwood, los adolescentes con cierto tipo de habilidades paranormales, son utilizados, explotados en algunos casos, para luchar contra las presencias malignas que se han convertido en una suerte de pandemia terrorífica.
¿Cuáles son las virtudes de la serie? En primer lugar, el haber podido crear un ambiente lúgubre, pero realista. La Inglaterra descrita tiene un aire a barrio obrero con tintes sombríos, de tal manera que la tensión que plantea la historia se recrea adecuadamente en su visión estética.
Los personajes de esta propuesta son seres “levemente” atormentado; carecen del encanto naif de los amigos de Dumbledore, pero por eso mismo son auténticos y por tanto la construcción que poco a poco van realizando de los lazos que supuestamente caracterizan a la adolescencia; amistad, identidad grupal, etc., es más interesante.
Y finalmente un merito imprescindible en este tipo de propuestas; la capacidad de mantener el interés en la historia, a pesar de las innumerables ocasiones en que ya se han narrado genéricamente este tipo de tramas.
Ni Adolescentes cazadoras de recompensas, ni Agencia Lockwood van a figurar en la galería de clásicos de este siglo; pero si usted tiene tiempo y ganas alguna de estas tardes de disfrutar de productos livianos, pero hechos con interés y buen gusto, sin duda puede recurrir a ambos títulos.