Black Mirror, sexta temporada
Black Mirror (2011-2023) es una de las seriales emblemáticas de la televisión de este siglo. Se trata de una propuesta que unió dos de los aspectos clave de nuestra época: el salto tecnológico emergente del uso de las nuevas tecnologías, ligado de manera indisoluble a una intensa degradación moral, una pérdida de valores inimaginable en otras épocas de la historia humana.
¿Es Black Mirror una serie de ciencia ficción?, sí, pero podríamos decir que de una “ciencia ficción de “corto alcance”, que se anticipa en el tiempo y en los saltos tecnológicos, solo pequeños pasos. Y evidentemente su retrato alcanza su máxima potencialidad narrativa, cuando, en algunas pinceladas memorables retrata certeramente la ligazón de estos saltos, con la evolución del entramado político social global.
En Himno nacional (2011), el primer capítulo de la primera temporada, un primer ministro ingles se veía obligado a tener relaciones sexuales con un cerdo en una transmisión televisiva en vivo, como producto de la demagogia y el sensacionalismo imperantes en la opinión publica inglesa. En 15 millones de méritos (2011) la sociedad está estructurada a la manera de un reality show televisivo; allí una joven talentosa se esfuerza por sobresalir, apoyada por un joven idealista enamorado de ella. La joven sobresale, pero “el premio” que recibe del “jurado” es el de convertirse en actriz pornográfica a tiempo completo. El joven, indignado, se rebela contra el orden establecido, y sorpresivamente en vez de ser reprimido, es premiado y asimilado al sistema, del que termina siendo parte.
Podríamos catalogar a la temporada 6 de Black Mirror, como de transición. Por una parte, la serie que casi siempre se apoyó en el suspenso y el drama, amplifica su mirada con pinceladas de otros géneros; la comedia, el terror y lo fantástico según el caso. La tecnología juega un rol central en algunos capítulos, pero ya no en todos. Lo que si tiene continuidad es la exploración de los aspectos oscuros del funcionamiento social.
Uno de los temas centrales, desarrollados en este caso por Charlie Brooker, creador y principal guionista, es el de la comercialización de la privacidad y la dignidad. En Joan es horrible, el primer capítulo de la temporada, una mujer observa como su vida cotidiana es reproducida (y distorsionada con el objeto de ganar más rating), por una plataforma de streaming. La mujer quiere protestar, pero descubre que los cliks que ha hecho en los contratos para el uso de las redes sociales, le han quitado todo derecho sobre la reproducción de su propia vida. La inteligencia artificial y la dinámica de las redes hacen posible la situación (dinámica que nos alcanza todos los días, cuando después entrar a una página web de sombreros, recibimos en las otras redes avisos de venta de sombreros, solicitudes de amistad de amantes de los sombreros, links de películas sobre la historia del sombrero, etc.).
En Loch Henry, el segundo capítulo, un aspirante a cineasta logra ganar un premio importante, pero al precio de tener que comercializar su tragedia personal hasta extremos insospechados. En Mazey Day el cuarto capítulo, los paparazzi, periodistas de espectáculos, a pesar los iniciales reparos éticos de la protagonista se convierten en verdaderas bestias en el afán de ganar algunos dólares comercializando las miserias ajenas.
Beyond the Sea y Demon 79, el tercer y quinto capitulo respectivamente, centran sus objetivos en otras temáticas. En Beyond the Sea, están presentes temas como la exploración espacial, y la transferencia de conciencias, pero estos no son el objeto central de la reflexión, sino otros más amplios y antiguos, como el dolor, el egoísmo, la crueldad, etc.
Por su parte Demon 79, se aleja por completo de la tecnología y más bien, como su nombre lo indica, nos ofrece una suerte de homenaje al cine de terror setentero, narrado en clave de comedia.
La sexta temporada de “Black Mirror” no alberga obras que se puedan considerar como “cumbres” en el conjunto de la serie, aunque hay que decir que todos los capítulos pueden verse con interés. Da la impresión de que la búsqueda de Brooker, de nuevos caminos narrativos y temáticos le ha cobrado factura, lo que se refleja en debilidades varias en el armado de los capítulos.
Se nota el esfuerzo de Brooker por no dejar morir a la serie y si sigue intentándolo, seguramente el precio será el de la migración en forma más completa a nuevas temáticas y géneros.
Un último acápite para sonreír; el capitulo Joan es horrible donde se denuncia la falta de apego a la verdad por parte de las plataformas de streaming en el retrato de la vida de una joven mujer, a fin de ganar rating, es producido y presentado por Netflix en el 2023, la plataforma de streaming que hizo de Blonde, película donde se hace exactamente eso con la vida de Marylin Monroe, uno de sus principales estrenos en el 2022. Una prueba más de que la realidad y la ficción se retroalimentan en forma continua.