Desde Adentro Un nuevo Sherlock de la mano Steven Moffat en Netflix
Lo primero que se puede decir de Desde Adentro, es que en los anales de los misterios de la televisión contemporánea quedará oculta la razón, por la que este título fue elegido para reemplazar al original, El hombre de adentro, más pertinente y atractivo. En todo caso se trata una serie inteligente, interesante y fácil de ver, lo que no significa que sea completamente prolija. La pregunta clave como siempre es ¿vale la pena gastar cuatro horas para verla?, y la respuesta es afirmativa porque evidentemente sobresale en la oferta televisiva mediocre de la actualidad.
Por otra parte, hay que decir que un motivo adicional de interés para verla se encuentra en que su creador es Steven Moffat, que cuenta con el antecedente de haber sido uno de los cocreadores de Sherlock (2010-2017), uno de los productos televisivos más importantes de este siglo, y sin duda la mejor adaptación que haya realizado del personaje creado por Arthur Conan Doyle, lo cual no es poco decir, ya que, desde los inicios del cine, se han realizado innumerables adaptaciones del mismo. El Sherlock del siglo XXI tuvo la capacidad de “aggiornar” los personajes y las temáticas originales, a las características de esta época, sin perder un ápice de calidad en la construcción del suspenso, lo cual redundo en un producto de características monumentales.
Si nos circunscribimos solamente al suspenso, podemos afirmar que Desde Adentro no decepciona: si sobrellevamos los primeros quince minutos, las restantes tres horas y cuarenta y cinco minutos del metraje, estructurado en cuatro capítulos, nos mantienen apegados a la butaca, sin ninguna gana de poner pausa al televisor.
Claramente Desde Adentro, tiene una fuerte deuda con el personaje de Conan Doyle. Es fácil imaginarse a su creador pensar en el momento en que diseñaba la serie: ¿de que manera puedo reproducir a Sherlock en otro ámbito, de manera pasable, sin que resulte una burda imitación? – De Ahí que uno de los dos personajes principales de la serie (que esta estructurada en dos segmentos separados que poco a poco se van complementando), sea un Sherlock inusual; condenado a muerte por un asesinato cometido con crueldad, que cuenta con un Watson en situación similar, solo que por crímenes mucho mas crueles y espeluznantes, y que por motivos no completamente explicados en el argumento, cuenta con la facilidad de poder atender casos con la mayor facilidad desde la celda donde espera el cumplimiento de su sentencia de muerte.
El segundo segmento de la serie esta encabezado por un pastor cabeza de una parroquia, que de manera casual se ve obligado a convertirse en un secuestrador y es presionado a lo largo de la trama para pasar al asesinato. En los dos primeros capítulos, ambos segmentos se desarrollan por separado y a partir del tercero se intensifican los puntos de conexión.
Uno de los atractivos de la serie es harto conocido (lo que no necesariamente es sinónimo de aburrido), es el de los métodos deductivos utilizados por nuestro “neo – Sherlock, que le permiten resolver casos en forma sorprendente. El segundo es más interesante; Moffat nos plantea una situación en la que sin que existan “malos”, un grupo de personajes “normales”, se ve embrollado en una situación que los empuja a cometer crímenes escabrosos.
En ese sentido Desde Adentro en sus mejores momentos, aspira a ser una reflexión sobre la naturaleza de la maldad, que de hace sobre la base de la afirmación; “todos somos asesinos potenciales”, y esa posibilidad puede llevarse a la práctica según las circunstancias que nos toquen vivir. Algo así como una versión televisiva del viejo refrán que dice “El camino al infierno este tapizado de buenas intenciones”, y también a momentos una suerte de denuncia, sobre el egoísmo y la maldad, que, en forma cotidiana, se disfraza de buenas maneras, códigos morales aceptados por el conjunto de la sociedad, discursos edulcorados, etc.
Desde Adentro entonces es inteligente y ambiciosa, pero no llega a desarrollar todas sus potencialidades. Su principal problema es que, basándose en una trama compleja, presenta dos o tres debilidades en el argumento, que le quitan fuerza tanto en sus minutos iniciales, como en los finales. Soluciones demasiado fáciles en un momento, situaciones que se presentan sin el desarrollo pertinente en otras. ¿Un problema de falta de tiempo o presupuesto tal vez?, ¿o quizás la ausencia de un socio como Mark Gattis, con el que Moffat desarrolló Sherlock en forma impecable?
En todo caso no es un autor a ignorar en la televisión actual y probablemente, por lo menos en nuestro caso, este pagando el precio de la alta expectativa que nos provocaba su trabajo anterior.