Estación Zombie
“Estación Zombie” (Título original “Tren a Busan”), es una película que en este momento se encuentra en cartelera, y que además está circulando en los puestos de venta pirata (la rapidez con que ha aparecido en este ámbito, es prueba de su popularidad entre los aficionados al género). La cinta ganó notoriedad merced al éxito de taquilla que obtuvo en su país de origen, Corea del Sur, donde se ha posicionado como la película más exitosa de la historia, y sobre esa base se ha colado sin problemas en los circuitos internacionales de distribución.
A lo largo de sus casi dos horas de metraje, la película funciona en dos niveles que van conformando su estructura narrativa con intensidad creciente: por una parte la acción va empalmando en una suerte de situaciones límite cada vez más claustrofóbicas, y por otra, esos elementos de violencia están articulados por una fábula moral – ideológica elemental, en la que el tema es la solidaridad contrapuesta al egoísmo individual.
El mecanismo narrativo básico de la película fue perfeccionado por Hitchcok en su tiempo y utilizado con profusión en el western: los protagonistas enfrentan una situación sin salida y unos instantes después, mediados generalmente por una pausa donde viven algún conflicto interno, se encuentran con otra aún más intensa. En el presente, algunas de las series de televisión más exitosas, el caso de “Breaking Bad” o de “Homeland”, lo utilizan tanto en sus capítulos individuales, como en su estructura general.
En ese sentido “Estación Zombie” no presenta ninguna innovación; inclusive el inicio impecable, en el que la realidad se descompone a un ritmo trepidante mientras el padre y la hija se encuentran en el proceso de abordaje del tren, toma el modelo de algunas de las películas anteriores del género, por ejemplo “Guerra Mundial Z” (2013) de Marc Foster y especialmente “El amanecer de los muertos” de Zack Snyder (a su vez “remake” del clásico de George A. Romero de 1979). Si hay “novedades” en la película, son mínimas; los zombies por ejemplo son más desagradables que el común de los presentados en otras producciones, aunque uno podría pensar que en realidad se trata de una compensación a limitaciones presupuestarias (las que probablemente impidieron lograr a los realizadores la notable verisimilitud que han alcanzado películas como la mencionada “Guerra Mundial Z”).
En el segundo nivel, el de la fábula moral expresada en los conflictos internos de los personajes, la estructura es exactamente la misma: van enfrentando situaciones de egoísmo cada vez mayores. En un inicio se trata del descuido del padre (corredor de bolsa) respecto a la hija, hacia el nudo de la historia se manifiesta a través de la tensión del padre con el obrero, esposo de una pasajera embarazada, y hacia el final, en el conflicto de ambos con el “CEO” de una empresa, personificación del capitalismo surcoreano.
En un momento dado el obrero le dice a la hija del corredor de bolsa “tu padre es una sanguijuela”, la esposa del mismo pide disculpas a la niña, y esta responde: “no importa, todos lo llaman de la misma manera”. Esa animadversión “clasista”, claramente dirigida a los miembros del sector financiero, probablemente refleje algún estado de ánimo específico de Corea del Sur, aunque también en este caso se basa en esquemas ya desarrollados, inevitable acordarse de “Tiburón” en el que el policía personificado por Roy Scheider se enfrentaba al alcalde, azuzado por codiciosos empresarios.
En determinado momento el grupo principal de la historia conforma un microcosmos de la sociedad coreana (corredor de bolsa, obrero, mendigo, estudiantes, etc.) que se une y en algunos casos se redime, pero que finalmente es destruido no tanto por la violencia de los monstruos, sino más bien por la acción “ideológica” de los villanos: el “CEO” de la gran empresa convence a la masa para expulsarlos del vagón más seguro. Finalmente solo la niña y la madre embarazada logran escapar y protegerse en la seguridad del ejército. Se trata a pesar de su simplicidad, de una visión muy amarga de la sociedad coreana.
“Estación Zombie” se suma a la enorme cantidad de productos que predicen un mundo acabado: no se trata solo de los zombies, también están los vampiros, demonios, etc. Sin embargo la tendencia es la de mostrarnos realidades cada vez menos amables (el entorno de un clásico como “The Walking Dead”, parece el de un cuento de hadas en comparación al de otro producto más reciente como “Van Helsing”). Bueno, a futuro compañeros como Trump o Putin, seguramente tendrán algo que aclararnos respecto a las cualidades predictivas del séptimo arte.
Excelente análisis sobre la película. Yo creo que el éxito de la película, o lo que más me llamó la atención, es la capacidad de crear personajes que generan empatía al espectador. Cada uno de los integrantes de este «micro cosmos» con sus pequeñeces y actos redentores crea una afiliación por parte de las personas que están viendo la película. Esto es cierto incluso con el villano de la película, el cual con un simple «ayúdame a ver a mi mamá» logra, de algún modo, sacarse ese estigma, más aun cuando el protagonista escucha cómo su madre sucumbe a esta infección que sacude a Corea.
Coincido contigo. En esta época en la que las fórmulas se repiten en el cine de acción, la construcción de los personajes es fundamental. Y en este caso la película logra un buen retrato de la sociedad coreana.