La peor película del año y los dominios de un fandom
Tres Tristes Críticos
Mauricio Souza Crespo
1. “Todos los implicados deberían ir a prisión”: así tituló hace unos días la periodista británica Deborah Ross su reseña de Persuasión, la reciente adaptación, producida por Netflix, de la novela clásica de Jane Austen. Aún insatisfecha, añadió en el subtítulo: “No de por vida, pero el suficiente tiempo para que estemos seguros de que han aprendido de sus errores y hay un mínimo riesgo de que los repitan”.
2. El comentario citado es solo uno entre otros muchos similares: “Austen se esfuerza mucho; pero la mediocridad, nos recuerda esta película, se esfuerza más”, sentencia Austin Collins, de la revista Rolling Stones. “¿Es Persuasión tan mala?”, se pregunta retóricamente el crítico Ty Burr; y responde, también retóricamente: “Si usted tiene algún respeto por la obra de Jane Austen, es difícil decir que no lo es”. O esta síntesis de la reseñista Kimber Myers de Los Angeles Times: “Persuasión es la torpe mezcla de la series de TV Bridgerton y Fleabag hecha por alguien que todo lo que sabe de literatura lo ha aprendido de Twitter”.
3. Puede que Persuasión sea, como dicen estos comentaristas, una lágrima. O, si perseguimos alguna precisión, puede que sea una mala comedia romántica y una peor adaptación de la novela de Austen. Lo que sorprende, sin embargo, no es la unanimidad de los denuestos sino la irónica vehemencia que los impulsa. Ross sugiere que los realizadores, ya recluidos en la cárcel, tendrán por fin el tiempo libre para leer la novela.
4. Tal vehemencia tiene un origen: es muy probable que estos reseñistas sean janeites (pronunciado yéinaits), es decir, devotos de Jane Austen, miembros de uno de los dominios de fans más antiguos, un ejército de millones y millones que estuvieron ahí, firmes en su adoración, mucho antes que los groupies del rock, del K-Pop o de los influencers.
5. En mi caso, el fanatismo es moderado, aunque, ya se sabe, el fanatismo propio siempre es, a diferencia del ajeno, moderado. Entre yeinaits, soy lo que se conoce en este fandom como un “completista”: alguien que ha leído las novelas de Jane Austen (incluyendo las inconclusas y juveniles), algunas biografías (de la veintena que hay), una buena cantidad de crítica (de los cientos de libros dedicados a su obra) y que ha visto las películas y series que adaptan sus novelas, algunas más de una vez. Soy «moderado», pienso, porque no soy miembro formal de ningún grupo (los hay para diversos gustos) y no me seducen los arrabales del fandom: el turismo inspirado en la novelista y las novelas (que es una industria pujante), bailes de disfraces (en trajes de la época), mercadería al por mayor y menor, etc. Mi principal ritual de yeinait, declaradoy confeso, es la relectura: cada lustro trato de apartar el tiempo para releer, con invariable e inmenso placer, las seis novelas principales. Persuasión, publicada en 1817, un año después de la muerte de Austen a los 41 años, es la que más veces he releído. Creo que es la mejor y Anne Elliot, la protagonista, es parte de mi panteón de personajes femeninos, ese que muchos llevamos en la cabeza (en mi caso: Jane Eyre, Madame Bovary, Clarissa Dalloway, Dorothea Brooke, Susana San Juan, Benicia).
6. Ningún autor clásico, como Austen, ha sido tantas veces adaptado por el cine y la televisión, con las claras excepciones, inalcanzables, de Shakespeare y Dickens (de la obra de cada uno de ellos se han hecho más de 400 películas y series). De sus seis novelas, hay un total de por lo menos 36 adaptaciones y la mayoría de ellas son buenas y algunas buenísimas. De Persuasión, hay tres versiones anteriores, dos de ellas memorables (la versión de 1995 es, para algunos yeinaits, la mejor de las 36 adaptaciones de la obra de Austen; de la de 2007 recordamos la actuación de Sally Hawkins). En otras palabras: el fandom de los yeinaits no está regido por el fervor fundamentalista de los que están a la pesca de encontrar fallas o faltas en el uso de la obra de Austen y es más bien una multitud generosa, que se sabe ridícula pero acepta con entusiasmo su ridiculez y que se la pasa haciendo listas como corresponde a los fans de lo que sea: rankings de las mejores ediciones de las novelas, de las mejores adaptaciones, del mejor Darcy (el galán de Orgullo y prejuicio, de la que hay 10 adaptaciones) o del mejor Brandon (uno de los galanes de Sentido y sensibilidad, de la que hay 8 adaptaciones). Y es una fanaticada que considera entre los mejores usos de Austen una versión que traslada Emma a una odiosa secundaria en Beverly Hills (Ni idea o Clueless de 1995), que acepta sin reparos puristas adaptaciones con zombies (Orgullo, prejuicio y zombies de 2016) y que baila con la media docena de largos musicales bollywoodenses inspirados por Austen.
7. ¿Por qué esta nueva Persuasión de Netflix es tan mala? ¿Cómo puede ser tan mala si no le faltan ni reconocidos guionistas profesionales, ni directora celebrada por lo que había hecho antes, ni decorados ni música de diseños vistosos, ni actores del momento (Anne Elliot es interpretada por Dakota Johnson, la sumisa de Cincuenta tonos de gris)? La respuesta podría ser, para seguir en la vena de los denuestos, simple: es una adaptación hecha por gente que no leyó bien la novela, que no comprendió nada. Pero me temo que la respuesta es peor: creo que sí la leyeron y entendieron, pero se aburrieron con ella y, en partes, les dio rabia. Es, quiero decir, una adaptación pasivo-agresiva, hecha desde el rencor del adolescente obligado a salir de su pequeño universo de comodidades culturales: «¿Por qué no hacer de esos personajes anticuados gente tan aguda y liberada y audaz como nosotros?», parece ser la idea que los motiva. Y otras epifanías del mismo saco: «¿Por qué no hacer una película irónica, que demuestre sin respiro que estamos de vuelta?». «¿Por qué no usar el lenguaje ingenioso que mis conocidos usan en las redes?». «Ya que nosotros ‘no vemos razas’, ¿por qué no utilizar un casting ciego, como si a principios del siglo XIX en Inglaterra no hubieran existido fronteras racistas?». Mordaz, sardónica, canchera, un bombón: todo lo que Anne Elliot no es ni quiere ser en la novela lo logra en esta película, seguramente feliz de estar a la altura de los tiempos. Y hasta repite frases hechas recién salidas del bajo fondo de Facebook: “Somos ahora algo peor que ex novios, somos amigos” o «Si eres un 5 en Londres, en Bath serás un 10». Sí, los responsables de esto deberían ir derechito a la cárcel.