Radioactiva

Hay un mundo literario que adquiere cada vez más extensión e importancia. Es el mundo de las “novelas gráficas”, que combinan tramas para adultos con ilustraciones de historieta. Lauren Redniss es una de las figuras de este género. Su novela gráfica “Radioactive: Marie & Pierre Curie, A Tale of Love and Fallout (Radioactiva: Marie y Pierre Curie, un cuento sobre el amor y sus efectos colaterales)” fue tomada en cuenta nada menos que por el National Book Award, el principal certamen literario de los Estados Unidos. Otra figura de la novela gráfica aun más conocida en el plano internacional es Marjane Satrapi, la autora de “Persépolis”, una narración de la infancia y juventud de Satrapi en el Irán del fundamentalismo islámico. La adaptación de esta novela a una película animada fue la primera experiencia de esta artista en el manejo del lenguaje cinematográfico. La segunda es la dirección de “Radioactive”, el filme basado en la obra de Redniss que desde hace algunos días ya es posible encontrar en Netflix.
El tema de “Radioactive” es uno de los más célebres episodios de las ciencias modernas: el descubrimiento del radio y de la radioactividad por parte de los esposos Curie, y la conmoción que este hallazgo provocó en la ciencia y en la sociedad. La perspectiva de la película es feminista, como “Persepolis”, así que trata sobre todo de la vida de Marie Curie, una Marie Curie muy independiente de su marido Pierre, ensimismada, por no decir soberbia, y agresiva hasta la majadería con quienes no reconocían su valor. No tiene caso tratar de establecer si este retrato es fidedigno o no. Si lo comparáramos con otra obra que aborda el mismo tema de una manera muy diferente, la novela de Rosa Montero “La ridícula idea de no volver a verte”, tendríamos que decir que no. Pero la exageración de los rasgos y el abuso de los comentarios mordaces y las frases aniquiladoras es una característica de las novelas gráficas. Esta película la conserva, igual que a otras que mencionaremos enseguida.
Marie Curie se llamaba de nacimiento Skłodowska. Había nacido en Polonia. Nunca perdió su fidelidad por su país de nacimiento; por ejemplo, llamó “polonio” a uno de los elementos químicos que encontró. Junto con su marido francés Pierre, profesor de la Sorbona, en París, desarrolló el descubrimiento que había realizado anteriormente un médico: si se acercaba una placa fotográfica a un pedazo de uranio, esta sufría alteraciones, seguramente porque resultaba afectada por algún fenómeno que ocurría en el metal. Triturando grandes cantidades de uranio, los Curie lograron extraer de él el radio y lo manipularon de una manera que ahora nos estremece observar, ya que no eran conscientes del daño que la radioactividad podía causar. De hecho, ambos se enfermaron por la exposición a este fenómeno, aunque Pierre murió antes a causa de un accidente. Marie lo sobrevivió 30 años, pero igualmente falleció por anemia grave; causada por el contacto con el radio, primero, y luego por trabajar con una de las aplicaciones científicas más beneficiosas de este: los Rayos X.
La misma Marie Curie era “radioactiva”, como sugiere la película. Ganó el premio Nobel de Física con su marido: la primea mujer en lograrlo en un área científica; años después, ganó el premio Nobel de Química, y se convirtió en la primera mujer en tener dos de estos galardones. Fue la primera profesora de la Sorbona. La primera mujer en ser enterrada en el Panteón de Francia. Creó institutos Curie de investigación médica en París y en Varsovia. Fue heroína de la sanidad militar francesa durante la Primera Guerra Mundial. Tuvo dos hijas, una de las cuales ganó también el premio Nobel de Física. En fin…
La película apunta algunos de estos logros, aunque prefiere explorar los dramas personales de Curie, que presenta como una mujer apasionada pero poco hábil para expresar sus sentimientos, algo egocéntrica, como dijimos, y de una entereza indudable frente a la adversidad. Curie fue repudiada por los nacionalistas franceses antes de la Gran Guerra, tanto por su nacimiento en Polonia como por haberse convertido, después de enviudar, en amante de un científico francés casado. Y sus colegas apenas la toleraban (a juzgar por el comportamiento que muestra en la película, se los entiende).
Satrapi narra estos hechos con un pathos especial, gracias a la ambientación de época y a cierto juego de sombras y luces, que también proviene, a mi juicio, de la novela gráfica y su preferencia por el blanco y negro. La película, sin embargo, pierde cadencia y credibilidad cuando la directora intercala en ella –también conforme a la obra que la inspiró– unos fragmentos sobre los “efectos colaterales” del descubrimiento de los Curie: la radioterapia, en el haber, y la bomba atómica, en el debe. El propósito de estas cuñas es claramente pedagógico e incluso divulgativo, lo que le quita realidad y espontaneidad a la narración (¿no es ese un problema frecuente en las novelas gráficas, esta falta de verosimilitud?).
En suma, una obra no del todo lograda, pero interesante y que vale la pena ver.

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