Roberto Choque Canqui en la Biblioteca Biográfica de la FCBCB

Se han hecho varios esfuerzos editoriales públicos a propósito del Bicentenario. El principal, que además puede considerarse el más destacado de nuestra historia, es la Biblioteca Boliviana del Bicentenario. Otro valioso proyecto, de una escala menor, es la Biblioteca Biográfica: Rumbo al Bicentenario, de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia (FCBCB), un conjunto de 25 obras sobre personajes conocidos y no tan conocidos del arte y la cultura bolivianos.

También hay dos proyectos privados de gran relieve, la extensa colección Tejiendo Historias para Bolivia: más allá de sus 200 años y las “Obras completas” de Gabriel René Moreno, ambos impulsados por historiadores y realizados por Plural Editores.

La Biblioteca Biográfica de la FCBCB es seguramente la serie más amplia de biografías sobre personajes bolivianos (algunas individuales y otras colectivas) que ha habido desde la Biblioteca Popular de Ultima Hora dirigida por Mariano Bautista en la segunda mitad del siglo pasado. Además, las obras que incluye son de mayor dimensión que las de su antecesora: libros en lugar de suplementos periodísticos.

Se trata de biografías individuales y otras de varios autores reunidos en conjuntos departamentales. Su objetivo es más divulgativo que evaluativo, es decir, se trata de textos que han sido aprobados por las familias de los retratados y se concentran en las luces de estos, no en sus sombras. Han sido concebidos como homenajes antes que como medios de conocimiento.

Nada que objetar, yo mismo soy autor de biografías de este estilo y en Bolivia nos hace falta de todo, aunque, por supuesto, eso no nos exima de la obligación de la crítica (que además es para algunos de nosotros una suerte de karma).

A Walter Guevara hijo, su “tío” Víctor Paz Estenssoro le dijo una vez respecto a sus columnas en la prensa: “Mejor no escribas, que la gente lee”. En mi caso habría que invertir la admonición: “Mejor no leas, porque de seguro vas a terminar escribiendo y eso a alguna gente no le va a gustar”. Es que padezco el casi incurable “síndrome Medinaceli”.

Una de las biografías de la colección de la FCBCB está dedicada a “El primer historiador aymara (1942-2020)” y uno de los más importantes cultores de esta profesión, Roberto Choque Canqui, a quien le debemos estudios sintéticos y a la vez comprehensivos de los levantamientos indígenas que surcan toda la historia del país, como “Historia de una lucha desigual” o “El indigenismo y los movimientos indígenas de Bolivia”; así como monografías sobre luchas singulares, entre ellas, paradigmáticamente: “La masacre de Jesús de Machaca” y “Jesús de Machaca, la marka rebelde. Cinco siglos de historia”. También es famoso su libro sobre el origen social de los revolucionarios del levantamiento paceño de julio de 1809.

Choque Canqui escribió casi siempre desde una perspectiva política. A diferencia de Fausto Reinaga, que, antes que buscar el “proyecto indígena”, lo derivó de su pensamiento y trató de imponerlo de arriba abajo, Choque Canqui intentó inferir este proyecto de las luchas concretas de los indígenas a lo largo del tiempo.

Partió de que “las rebeliones indígenas fueron, son y serán un tema vigente mientras las condiciones de exclusión se mantengan”. Creyó que los indígenas debían conocer a sus héroes, a los personajes que habían sacrificado comodidad, libertad y vida por su causa. Y concluyó que “el indio, en el proceso histórico de su lucha social, política y cultural ha desarrollado una serie de resistencias contra la explotación del hacendado y las autoridades políticas de la oligarquía”. Y que estas resistencias son las que componen el indianismo o “la ideología del indio que lucha, en todo el proceso histórico, por su liberación”.

Mi comparación entre Roberto Choque Canqui y Fausto Reinaga no es casual. Me parece que el historiador está, junto con el ideólogo, entre los tres o cuatro mayores intelectuales bolivianos provenientes del mundo indígena. Tal es su estatura. La vigencia e importancia de su legado son, hoy que vivimos un proceso de “desindigenización” de la cultura nacional y de sus instituciones, más evidentes que nunca.

La biografía de Herbert Layme no está a la altura de su personaje. Cojea por su narrativa, que se parece al movimiento de la rueda de un coche: para avanzar tiene que dar vueltas sobre sí misma. Y por su carácter escolar, que, por ejemplo, explica la obra de Choque Canqui mediante la relación de su bibliografía.

Pese a esto, la grandeza del historiador, hijo de pongo y aprendiz de sastre que por amor a los libros llegó a ser profesor de los jóvenes de la élite nacional y a figurar en la Biblioteca del Bicentenario de Bolivia, se impone sin contestaciones, relativizando los defectos formales.

¡Gloria y honor a Roberto Choque Canqui!

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