Caballos lentos y espías exitosos
En su cuarta temporada, Caballos lentos (2022-2024), probablemente la serie de espías más exitosa de la televisión actual, se renueva. En sus tres primeras temporadas, la serie planteó el conflicto entre la “cueva”, la oficina de espías ingleses fracasados, una especie de “basurero” para funcionarios sin futuro, y la oficina central de la inteligencia británica, el M16, lugar donde se encuentran los “exitosos”, una suerte de “yuppies” del espionaje moderno.
Entre los “caballos lentos” encontramos adictos al juego, alcohólicos, inmaduros emocionales, etc., etc. Allí también se encuentra River Cartwright, un ex – prometedor espía, nieto de uno de los jerarcas de la agencia, que debido a un error de importancia fue expulsado de la oficina central y exiliado a “la cueva”. El “jefe” de “la cueva” es Jackson Lamb, interpretado por Gary Oldman, un legendario espía en decadencia: sucio, desagradable, cínico. La principal labor de Lamb en principio parece ser la de martirizar a sus empleados para lograr que renuncien voluntariamente a la agencia de inteligencia.
Y como ocurre con este tipo de series, por lo menos con las virtuosas, el principal conflicto de la misma refleja la contradicción entre la verdad y las formalidades. Los “caballos lentos” son unos perdedores, pero son auténticos; en su miseria y angustia personal creen en lo que hacen. Por el contrario, los agentes “yuppies” de la oficina central, se guían centralmente por las apariencias y lo que los mueve son los juegos de poder, los intereses personales. Por eso es que nuestra simpatía se decanta por los “caballos” y, en ese sentido, la construcción argumental de la serie, la descripción detallada de los personajes, la mecánica que se establece entre los dos polos de conflicto, etc., fluye sin ningún problema.
Caballos lentos, combina en forma virtuosa elementos como el humor negro, la acción y el suspenso. Por otra parte, una de sus principales cualidades, es la de tener un guión muy preciso. Uno de los mayores problemas que tienen las series en la actualidad, es que, en su afán de cubrir más horas de programación, se alargan innecesariamente. Cada temporada de Caballos lentos tiene seis capítulos de cuarenta y tantos minutos, y en ellos no hay ningún tipo de especulación, ni de vacíos argumentales.
Las contracciones entre los sectores contrarios de espías crecen de manera sostenida en las primeras temporadas, hasta que finalmente en la tercera, devienen en una confrontación directa, total, sangrienta. Por ello es que, al esperar la cuarta temporada, podíamos interrogarnos sobre el hilo argumental que tomaría la serie.
Y la respuesta se encuentra en lo que podríamos denominar como la temática de los “orígenes”. Los representantes oficiales de la agencia se renuevan (dado que varios de ellos fueron eliminados físicamente en la tercera temporada). Sigue existiendo el conflicto latente entre ambos polos, pero en este caso la principal línea argumental se centra en el pasado de River, la relación con su abuelo, con sus padres, etc.
Está claro que Apple TV, la plataforma de streaming financiadora de la serie, no tiene ninguna intención de cancelarla; se trata de una propuesta relativamente barata (frente a elevadísimos presupuestos de otras series financiadas por la misma empresa), y de éxito continuo. Año tras año, sin retraso alguno, Apple estrena una nueva temporada y también, sin excepción, la serie se ubica entre los productos más vistos de la temporada.
Apple, probablemente por el respaldo corporativo que posee, es una de las plataformas que invierte más recursos en productos de lo que podríamos denominar “gama alta”; en ese sentido, a diferencia de Netflix, por ejemplo, pareciera haber privilegiado la calidad por encima de la cantidad. De allí que en su catálogo encontremos productos caros, y bien cuidados; Fundación (2021-2023), Silo (2023), Ted Lasso (2023), Sugar (2024), son ejemplos para mencionar, entre varios otros. Pero lo que muestran sus directivos sobre todo es criterio a la hora de seleccionar sus proyectos.