“Un completo desconocido”: artesanía y cine

El último verso de la canción más famosa de Bob Dylan, “Like a rolling stone”, dice así: “Like a complete unknown, like a rolling stone”. Traducido: “Como un completo desconocido, como un trotamundos”. Esta es la traducción convencional, aunque decir “rolling stone” en los 60 (o ahora) tiene sin duda una resonancia rockera. La última película sobre el único músico que ha ganado el premio Nobel de Literatura recorre el arco biográfico que va desde la primera a la segunda frase de este verso. Es decir, desde la llegada del joven Dylan (Timothée Chalamet) a Nueva York como “un completo desconocido” armado de una guitarra y una armónica muy gastadas, hasta su giro hacia el “rock and roll” tras haberse consagrado como el gran poeta del “folk”, o lo que nosotros llamaríamos la “canción de protesta”. Un giro que ahora parece banal o natural, pero que en ese momento fue leído por algunos como una traición y sacudió la cultura estadounidense.

La película también retrata dos procesos vitales: a) el ascenso a la fama, tema harto común del cine hollywoodense y b) los amores iniciales e inconclusivos del artista con Suze Rotolo, convertida en el filme en Sylvie Russo (Elle Fanning) y la cantante Joan Báez (Monica Barbaro).

Igual que “El maestro” para Bradley Cooper en una temporada anterior, esta es una película pensada para la consagración actoral de Chalamet, que no por casualidad, e igual que Cooper antes, se involucró en su producción.

Su interpretación de Dylan ha sido enorme, sin duda, cantando él mismo las canciones que se escuchan en el filme. Merece la aclamación que ha recibido, aunque haya que decir que algo de su apariencia, su aire aniñado quizá, hace costoso verlo de inicio como el ríspido y nervioso autor de “The Freewheeling”. Se necesita algún tiempo para que uno pueda creerse la cosa.

En todo caso, el esmero interpretativo de Chalamet es indudable, así que esta película lo ha convertido en la estrella ascendente del “star system” estadounidense.

¿Qué puede decirse en términos generales de “Un completo desconocido”, dirigida por James Allen Mangold, el mismo realizador de “Wolvering” y “Logan”? Que es una muy bien acabada artesanía, aunque carezca del vuelo artístico que en cambio se encuentra, a mi juicio, en la biografía cinematográfica previa de Dylan, “I’m Not There” de Todd Haynes.

Opino que el cine puede ser “industrial”, lo que lo vuelve un pedazo de rodamiento; “artístico”, casilla en la que están las grandes películas de todos los tiempos, y “artesanal”, una categoría de gran dignidad, en la que incluyo a las películas con sentido autoral y derroche de talento, pero que no tienen gran vuelo creativo. (Mis categorías son de carácter estético y no se refieren a la materialidad productiva, aunque suenen como si lo hicieran. Al final, todas las películas son industriales en el sentido técnico. De ahí que use comillas).

Siempre hay que esperar toparse con una película “artística”, pero entretanto huir de las “industriales” como de la peste y, en lo posible, disfrutar de las buenas películas “artesanas”: muy bien hechas, muy bien actuadas, interesantes, con una gran banda sonora, honestas con las audiencias a la que no buscan manipular; películas, en fin, como “Un completo desconocido”.

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