El Chaco y después de Adolfo Cárdenas
Por Patricia Apaza Ch.
El Chaco y después (Editorial 3600) es el último libro de cuentos del escritor paceño Adolfo Cárdenas Franco (1950), que añade así un nuevo título a la inmensa literatura boliviana sobre la Guerra del Chaco (1932-1935). De hecho, el de Cárdenas es una suerte de homenaje a Jesús Lara, Adolfo Costa du Rels, Raúl Leytón, Raúl Otero Reiche, Óscar Cerruto y Augusto Céspedes, todos ellos autores de clásicos de la llamada “literatura del Chaco”.Tras la publicación de Periférica Blvd (2004), novela que es ya un clásico contemporáneo de la literatura boliviana (véase la edición de la Biblioteca del Bicentenario de Bolivia), Cárdenas se dedicó, sobre todo, al relato relativamente breve. En este libro, reúne nueve historias breves que retoman el tema chaqueño, obviamente desde la lejanía.
El historiador boliviano Jorge Siles Salinas (1926-2014), en La literatura boliviana de la Guerra del Chaco, 1932-1968, sostiene que, aunque “la mayor parte de la narrativa del Chaco tienen un carácter autobiográfico”, hay que contarse también las excepciones “de autores que escribieron sobre la guerra sin estar en ella”. Por ejemplo, solo entre los clásicos del género, Adolfo Costa du Rels, Gustavo Adolfo Otero y Luis Toro Ramallo escribieron clásicos del género –La laguna H.3, Horizontes incendiados y Chaco, respectivamente– pese a que ninguno de ellos estuvo en la Guerra (y que, en el caso de Otero y Toro Ramallo, ni siquiera conocían el territorio). Cárdenas, que nació quince años después del fin de la Guerra, vuelve sin embargo en en estos cuentos a la experiencia, y lo hace ya desde historias que ha escuchado o leído de otros. En el prólogo, de hecho, agradece a aquellos “cuyas historias han dado origen a estos cuentos y relatos”.
Como se anuncia en el título, el libro está divido en dos partes: un durante el Chaco, y un después de la Guerra. La primera parte reúne cinco relatos (“Alajjpacha”, “Chacharcomani”, “Sepulturas”, “Operación Rosita” y “Felicitas”) y la segunda, cuatro (“El hombre que supo amar”, “Tío Humberto”, “La brigada fantasma” y “Victoria”). Antecede los relatos una “Nota preliminar” en donde Cárdenas nombra, a manera de homenaje, dos libros que guiaron el suyo: Aluvión de fuego (1935) de Óscar Cerruto y Sangre de mestizos (1936) de Augusto Céspedes.
La violencia de la guerra es tal vez el tema dominante en estos nueve relatos, aunque no el único: también se tocan los traumas filiales, la dispersión de la familias, las mujeres que quedan solas a cargo de sus hogares, los desertores. Al relato de estos hechos directos de la Guerra, en la segunda parte del libro se suman exploraciones sobre los efectos de la Guerra, ya en la post-guerra, en las vidas de los personajes: la enfermedad, los traumas del campo de batalla, la adicción al alcohol y la soledad.
“Alajjpacha”, primer relato del libro, por ejemplo, se ocupa del reclutamiento violento de conscriptos en el campo y las rebeliones que provoca, violentamente reprimidas. Desde su posición de criada, mujer y madre, la narradora se detiene en la ausencia del hijo, al que interpela. En respuesta, Pelagio, el hijo muerto, retoma la narración desde un lugar epifánico que recoge y recuerda otras violencias de la historia boliviana: “Los miles bajando de las lomas, quemando iglesias, casas, descuartizando Wirajochas, comiendo extremidades tiernas y tirando las viejas a los perros; y la gente de los pueblos, de la ciudad, del Chaco, masacrando, masacrando, masacrando, como más allá los dioses barbudos, azotando mulas que jalan un cuerpo en distintas direcciones, o exhiben otro rapado, ultrajado, mancillado, loco; como al otro lado esa revolución masiva que se agigantará, evolucionará, involucionará se tergiversará, se desvirtuará, morirá, nacerá, crecerá, contigo-conmigo, una y diez mil veces”.
En suma, y como sugiere el autor, este libro es un homenaje a los clásicos de la literatura del Chaco y también, añadimos nosotros, una valiosa contribución a este género, el más abundante y rico que ha producido la literatura boliviana.