EL HOMBRE ARAÑA REGRESA A CASA

El duelo entre las dos principales casas de cómics del mundo, la DC y la Marvel, adquiere las mismas dimensiones épicas que cualquiera de las historias producidas por éstas.
Luego del tremendo éxito de “Mujer Maravilla”, de la DC, la Marvel ha contratacado con el tercer recomienzo de la historia de su principal héroe, el Hombre Araña, en la cual es un muchacho de colegio, como lo era en el cómic original.

Igual que el filme de la amazona, el del Hombre Araña quinceañero se halla también entre los mejores de superhéroes: es más ligero que el primero y se ríe mucho de sí mismo, así que quizá habría que ponerlo de una categoría diferente, pero es igualmente una digna pieza de la cinematografía de entretenimiento.

DC mostró un póker; Marvel, una escalera. Las apuestas suben. ¿Qué tendrán los jugadores en la próxima mano?
La primera clave de la calidad de esta entrega se halla en la buena factura del guión, que se debe principalmente a dos hombres del cine sin importantes antecedentes como guionistas y en cambio mejor conocidos como actores, John Francis Daley (el especialista del FBI de la serie “Bones”) y Jonathan M. Goldstein (el mismo que representó al papá de Josh en la comedia de Nickelodeon “Drake y Josh”).
La película, dirigida por un poco conocido Jon Watts, se llama “Spiderman. El regreso a casa” porque cuenta lo que ocurre con este nuevo Hombre Araña después de su participación en los Vengadores, el equipo de superhéroes que reúne a las principales creaturas de Marvel: Ironman, el Capitán América, Hulk, Thor, la Viuda Negra, etc.

La cita en la que se unió a ellos fue “Capitán América: guerra civil”, la última entrega sobre el grupo, en la que se cuenta el enfrentamiento entre el Capitán, Ironman y adláteres, enfrentamiento que por supuesto termina en agua de borrajas. En esta ocasión el arácnido, ya interpretado por el joven actor británico Tom Holland, aportó la mayor parte del humor de la película.

El primer título dedicado a este personaje es casi completamente cómico y hasta tiene un toque paródico que lo aproxima a “Deadpool”, la exitosa burla del género de los superhéroes producida por la propia Marvel hace un año.

La comicidad surge del contraste entre los grandes poderes y la escasa edad del muchacho, que dificultan el cumplimiento de su deseo de dedicarse a perseguir malos. Otra fuente de comicidad reside en la tutela de este muy inmaduro superhéroe por parte de los Vengadores, específicamente por Ironman. Al mismo tiempo que éste le proporciona chucherías tecnológicas, le fija límites que, como es previsible, él quiere remontar.

Lo demás son los consabidos esquemas del cine estadounidense de adolescentes (Peter Parker es uno de los “nerds” del colegio, pero esto no lo hace menos atractivo para su “chequeo”, una chiquilla que tiene éxito social; su mejor amigo es un asiático-americano gordo, el chico popular que le hace “bullyng” es un adinerado descendiente de inmigrantes indios, etc.) y del cine de superhéroes, con las “figuras” que constituyen el género: el entrenamiento, el enfrentamiento del héroe con sus propias limitaciones, el crecimiento “espiritual” del héroe, etc.

Otra de las claves que explican el encanto de la película es la actuación del nuevo Peter Parker, Tom Holland, a quien vimos adolescente, pero actuando de niño, en “Imposible”, la historia real de la familia que sobrevivió milagrosamente completa al impacto de un tsunami que filmara el director español Juan Antonio Bayona en 2012, logrando el mayor éxito de taquilla de la historia de España.
Holland ya tiene 21 años, pero parece efectivamente de 15, y despliega una gran capacidad histriónica, simpatía y una agilidad física que no desmiente su condición de bailarín profesional.

Para los productores de la película se ha tratado sin duda de un hallazgo, luego de que no llegaran a un acuerdo con Andrew Garfield para completar la trilogía de películas sobre el “Asombroso Hombre Araña” que este también talentoso actor protagonizó (en esta versión el héroe era igualmente un colegial, pero un poco mayor que el último; estaba situado en una etapa en la que aún enamoraba con Gwen Stacy y no todavía con Mary Jane Watson).

A propósito de estas diferencias, el último Hombre Araña estudia como siempre en un colegio privado, pese a ser relativamente pobre, y vive con una “Tía May” ya viuda, joven y guapa, que nada tiene que ver con la ancianita de la primera serie de películas de Sam Raimi.

La tercera y última clave del filme es, claro está, el villano, que esta vez no tiene súper poderes, pero sí súper tecnología, la cual proviene de los residuos dejados por los extraterrestres que atravesaron un portal abierto en “Vengadores”, la primera película en la cual apareció el grupo.

Por esto y por ser interpretado por el notable Michael Keaton, se trata de un villano (alado) muy convincente. La participación de Keaton es curiosa, ya que, por un lado, hace no mucho este actor interpretó a un hombre que se creía un superhéroe con alas, en “Birdman”, y, por el otro, también interpretó a Batman, el principal héroe de la casa rival.
Lo malo de la película reside en la insistencia excesiva en algunas situaciones, como los impasses entre Parker y el empleado al que Tony Stark ha designado como su “chaperón”, y que se deben principalmente a la indiferencia de éste por aquél. Tampoco es perfecta la pelea final, que resulta inverosímil.

En suma, “Spiderman. El regreso a casa” ofrece un par de horas de diversión sin compromisos ni consecuencias para quienes, por ver cine en sala, deben atenerse a la cartelera hípercomercial que impera en estos días.

 

Publicaciones Similares

Deja un comentario